¿Cómo trasplantar una rosa del desierto sin que se muera?

Si es hora de encontrar un nuevo lugar para tu rosa de desierto, te contamos aquí cómo hacerlo sin cometer los errores más comunes.

Una rosa del desierto es de las flores más bonitas que podemos elegir para tener en nuestro hogar, pero su cuidado nos exige mucha atención y constancia. Algunos de los cuidados básicos son el riego adecuado, luz del sol en suficiente cantidad y trasplantar sin que se muera. Para lograr esto último, a continuación te decimos cómo hacerlo con las medidas necesarias para que tu planta continúe viéndose divina.

Errores que debes evitar para trasplantar una rosa del desierto sin que se muera

Para trasplantar una rosa del desierto sin que se muera, existe un momento en el año que es ideal. En caso de que estés pensando en hacerlo, la temporada perfecta para realizarlo sin provocar la muerte de tu planta es desde el final de la primavera y hasta el principio del verano. Recuerda determinar antes la nueva ubicación que tendrá tu rosa del desierto, asegúrate de que sea un área que pueda dar suficiente luz solar y espacio.

Para que tu rosa del desierto pueda tener un crecimiento sano y se desarrolle sin ningún problema, usa una maceta que tenga suficiente espacio para las raíces (al menos 25 centímetros de ancho es ideal para comenzar). Además, a esta planta le encanta que elijas un suelo para ella que drene bien, por lo que puede ser una fenomenal idea agregar la mitad de tierra para macetas y mitad de arena gruesa.

Algo muy importante que puede hacer la diferencia para que logres trasplantar una rosa del desierto sin que se muera es que antes de realizarlo, humedezcas ligeramente el cepellón de la planta para evitar que se estrese. También debes prestar atención a la distancia de separación durante el trasplante, lo mejor es que se trate de unos 60 a 90 centímetros entre cada planta para que no se amontonen.

¿Qué hacer después del trasplante?

Si ya lograste trasplantar una rosa del desierto sin que se muera, lo siguiente por hacer es vigilar la salud de tu planta, ofrecerle un buen riego y luz solar. En caso de que muestre algunos signos de estrés, no des un riego excesivo, sé moderado con la cantidad de agua y ofrece a tu rosa del desierto suficiente luz solar, de preferencia colóquala donde pueda recibir de 6 a 8 horas de sol al día.