El secreto de las abuelas para dormir bien en noches calurosas

Por

Karla Talavera

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Publicado: 4/8/2025 · 8:00 a.m. MX | Actualizado: 4/8/2025 · 8:00 a.m. MX

Cuando el calor aprieta y las noches se vuelven insoportables, dormir se convierte en un reto. Pero antes de que existieran ventiladores silenciosos o costosos aires acondicionados, nuestras abuelas ya tenían sus propios trucos para conciliar el sueño sin sufrir.

Y lo sorprendente es que, con toda nuestra tecnología, muchos de esos consejos siguen siendo más efectivos, sostenibles y accesibles que cualquier gadget moderno. Si creciste escuchando que el truco era mojarse los pies antes de dormir o poner una sábana húmeda en la ventana, no fue imaginación tuya.

Esas prácticas tienen base científica. Mojar las extremidades -especialmente pies y muñecas- ayuda a regular la temperatura corporal más rápido. Y la sábana húmeda actuaba como un enfriador natural, aprovechando la brisa nocturna para refrescar la habitación.

Dormir bien sin tecnología: el arte perdido del frescor nocturno

Otro clásico de las abuelas es el té de lechuga o manzanilla antes de dormir. Ambas plantas tienen efectos sedantes suaves que favorecen el descanso profundo, además de que tomar algo tibio puede engañar al cuerpo para que regule su temperatura desde dentro. El agua de arroz también se usaba para hidratar y refrescar el cuerpo sin alterar el sueño, y además ayudaba a reponer minerales perdidos por el sudor.

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Un truco curioso pero efectivo es el de guardar la almohada en el refrigerador durante el día. Aunque pueda sonar extremo, colocarla en una bolsa de tela o plástico y enfriarla por un par de horas logra ese efecto “ahhh” tan necesario en noches bochornosas. En la misma línea, colocar una botella de agua congelada cerca de los pies ayuda a dispersar el calor del cuerpo sin alterar el sueño.

En tiempos donde el ruido, las pantallas y el calor parecen combinarse en nuestra contra, volver a lo básico puede ser una solución real. Dormir bien en verano no necesita tecnología, sino sabiduría práctica. Ventilar bien la habitación durante la madrugada, usar ropa de cama de algodón y mantener una rutina ligera antes de acostarse son hábitos que siguen funcionando aunque hoy vivamos rodeados de pantallas y notificaciones.

Quizá esta noche valga la pena rescatar uno de esos secretos de familia, apagar todo y confiar en lo que ya sabían nuestras abuelas: que el cuerpo duerme mejor cuando lo tratamos con calma, frescura y sencillez.

¿Te atreverías a probar uno de estos trucos esta noche?

Karla Talavera