¿Maldición de mercurio retrógrado? Lo que pasa con las bodas en este periodo astrológico

Del 18 de julio al 11 de agosto de 2025, Mercurio entra en su fase retrógrada en Leo, un momento que la astrología vincula con malentendidos, retrasos y revisiones inevitables. Para quienes planean su boda y dar el “sí, quiero”, este tránsito plantea interrogantes sobre la comunicación, la logística y el compromiso emocional.

La astronomía define Mercurio retrógrado como una ilusión óptica sin impacto físico sobre la vida humana. No existe evidencia que respalde la influencia planetaria en eventos sociales o el ánimo de las personas; más bien, los inconvenientes atribuidos a este fenómeno se explican por el sesgo de confirmación y la ansiedad previa al gran día.

¿Qué pasa si celebras tu boda en mercurio retrógrado?

Celebrar una boda durante Mercurio retrógrado puede no ser ideal según la astrología, por su conexión con la comunicación y los contratos. No obstante, la ciencia no lo respalda como un factor real de riesgo.

• Malentendidos en votos y discursos: Los astrólogos advierten que Mercurio retrógrado puede enturbiar la claridad verbal, provocando titubeos o confusiones en los momentos más emotivos de la boda.
• Contratiempos logísticos: Invitaciones que no llegan, proveedores que retrasan entregas o transporte de invitados con demoras son incidentes atribuibles al tránsito mercurial.

• Errores en documentación legal: Firmas, licencias y contratos pueden verse afectados por distracciones o descuidos, obligando a correcciones posteriores.
• Inseguridad emocional: Decisiones tomadas en este periodo suelen revisarse o cuestionarse más adelante, alimentando dudas sobre el compromiso.

¿Cómo evitar la mala suerte de mercurio retrógrado en tu boda?

Según los astrólogos, lo ideal es evitarlo. Se recomienda que Mercurio, Venus y Marte estén en movimiento directo al elegir la fecha de la boda para favorecer la comunicación, la pasión y la armonía relacional.

También se sugiere considerar fases lunares, pues una luna nueva propicia tranquilidad y simboliza nuevos comienzos, mientras que la luna llena aporta intensidad emocional y sociabilidad.

Si decides casarte en este período, una buena organización, anticipación y atención a los detalles pueden neutralizar por completo los supuestos efectos. Más allá de supersticiones, lo más importante es crear memorias significativas y bien planificadas.