Equality on Demand: La maternidad como una forma de liderazgo

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Michelle Ferrari

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Publicado: 22/5/2025 · 8:31 a.m. MX | Actualizado: 22/5/2025 · 8:31 a.m. MX

Cada 10 de mayo, en muchos hogares de México y el mundo, celebramos a las madres. Las colmamos de cariño, flores y regalos, pero, ¿qué pasa cuando la celebración se convierte en una reflexión sobre lo que realmente representan? Más allá de la alegría y el reconocimiento simbólico, las madres son, de manera silenciosa, el pilar que sostiene no solo a las familias, sino también a las sociedades. Y hoy, quiero detenerme en el trabajo invisible que muchas de ellas realizan a diario, ese que no siempre se ve, pero que, sin duda, hace posible que los grandes líderes del mundo laboral puedan serlo.

Las madres, desde el primer día que se convierten en guías de sus hijos, asumen un liderazgo que es tan potente como necesario. No es solo un trabajo de amor y cuidado: es un trabajo de formación, de visión a largo plazo, de apoyo constante y, sobre todo, de sacrificio. Las madres no solo están criando hijos, están formando los futuros líderes de nuestras empresas, de nuestras comunidades y, sí, de nuestro mundo. Y todo ese proceso es, en su mayoría, invisible.

El trabajo de las madres, aunque poco reconocido, es fundamental en la vida de muchos de los grandes ejecutivos, mandos medios y operativos. En el fondo de todos esos logros profesionales y metas alcanzadas, está el esfuerzo constante de una madre que, con su dedicación, permite que sus hijos (o sus parejas) se entreguen por completo a su trabajo. Sin el apoyo de muchas de ellas, sin ese respaldo emocional que dan sin esperar nada a cambio, muchos no podrían alcanzar el nivel de éxito al que han llegado.

Las madres gestionan hogares, educan a sus hijos, manejan emociones, resuelven problemas, y, en muchos casos, hacen malabares para equilibrar todo. Este trabajo, por supuesto, no se mide con indicadores de productividad ni con premios a la innovación. No tiene cifras, pero tiene algo mucho más valioso: el impacto directo en el bienestar de quienes están a su alrededor. Y sin ese bienestar emocional y logístico, los líderes no serían los mismos.

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Es fácil ver a un ejecutivo entregado a su trabajo y a su carrera, pero no siempre se ve el esfuerzo que hay detrás de esa dedicación. Las madres no solo alimentan, cuidan o educan. Ellas lideran de una manera que no es apreciada hasta que entendemos el peso de su ausencia. Y este liderazgo es lo que permite que esos ejecutivos puedan ser efectivos en lo que hacen.

¿Quién se detiene a pensar en el liderazgo de las madres dentro del hogar? Es un liderazgo que no tiene oficina, que no tiene jerarquías claras ni estructuras corporativas. Pero, a pesar de eso, es un liderazgo que se ejerce a diario, con decisiones pequeñas y grandes que dan forma a la vida familiar. Las madres lideran desde la organización de la casa hasta la educación de sus hijos, desde la administración del tiempo hasta el manejo de conflictos, todo mientras sostienen emocionalmente a su familia. Este liderazgo es el que forma el carácter, las creencias y la visión de las generaciones futuras.

Las madres no solo crían niños. Crían a las futuras generaciones de líderes, trabajadores, soñadores, emprendedores y ciudadanos responsables. Y todo eso lo hacen sin el brillo de los reflectores, sin el reconocimiento público que otras formas de liderazgo reciben. Y sin embargo, no hay duda de que el impacto de este liderazgo es tan profundo como cualquier otra forma de liderazgo profesional.

Es importante reconocer que muchas madres llevan todo este trabajo con una dedicación absoluta, pero no todas tienen las herramientas o el apoyo necesario. La maternidad es un trabajo, y como tal, debe ser reconocido, valorado y apoyado, tanto en el ámbito privado como en el público. Las empresas deben entender que el éxito de sus empleados no solo depende de lo que suceda en la oficina, sino también de lo que suceda en casa. Si los trabajadores están apoyados por sus familias, si sus roles como padres y madres son reconocidos y respetados, pueden rendir mejor en su trabajo.

Hoy, al reflexionar sobre las madres, no podemos olvidar que el trabajo de criar y educar no recae exclusivamente en ellas. Los padres, afortunadamente, cada vez se involucran más en la vida de sus hijos, y su presencia activa es fundamental. El trabajo de ser padre, como el de ser madre, también es un acto de liderazgo que debe ser valorado. Los padres tienen un papel crucial en el desarrollo de sus hijos y, por lo tanto, en la creación de líderes futuros.

Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en cuanto a la equidad de roles dentro de la familia. Muchas veces, el trabajo doméstico y la crianza siguen siendo considerados tareas “femeninas”, a pesar de que la participación activa de ambos padres es esencial. Las empresas también deben hacer su parte para garantizar que los hombres tengan el espacio y el tiempo necesario para involucrarse en el cuidado de sus hijos sin que esto se vea como una carga o una interrupción en sus carreras. El liderazgo compartido en la familia solo tiene sentido si ambos padres asumen su responsabilidad de manera equitativa.

En este mes de mayo, quiero rendir un tributo a todas esas madres que lideran desde el anonimato, a todas esas mujeres que, con su dedicación y sacrificio, permiten que tantos ejecutivos, empleados y trabajadores puedan llegar a donde están. La maternidad es un liderazgo que no recibe suficientes aplausos, pero es el tipo de liderazgo que transforma a las personas y, por ende, a las organizaciones.

Las madres no necesitan un título para ser líderes. Su impacto es mucho más profundo, porque lo que están haciendo es preparar el terreno para el futuro. Están dando el amor, el cuidado y la atención necesarios para que las próximas generaciones puedan ser más fuertes, más inteligentes y, sobre todo, más empáticas. Son líderes sin título, pero líderes al fin.

Celebremos a todas las madres, pero también reconozcamos su trabajo invisible, ese que está detrás de muchos de los logros profesionales de las personas que hoy tienen la oportunidad de liderar, influir y cambiar el mundo.

Michelle Ferrari