Panorama Web Mx > panorama social

El precio de las cosas

Cuando el verdadero costo por los bienes materiales y las apariencias es tu vida.

El precio de las cosas
El precio de las cosas. Foto: Freepik.

“El precio de cualquier cosa es la cantidad de vida que estás dispuesto a dar a cambio”, Henry David Thoreau.

En una sociedad obsesionada con el dinero, los bienes materiales, los likes y los logros visibles, pocas veces nos detenemos a pensar en el verdadero precio de perseguir esas cosas. El tiempo de vida que sacrificamos en el proceso, la salud y las relaciones. No el precio monetario, no el valor del mercado, sino el pedazo de existencia que entregamos por alcanzar, obtener o mantener algo.

Thoreau lo dijo claro: cada cosa que deseas tiene un costo oculto, y ese costo es tu vida. Cada reunión a la que asistes sin ganas, cada compra impulsiva para llenar vacíos, cada relación que sostienes por compromiso o cada meta que persigues por validación externa… todo consume lo más valioso que tienes: tu tiempo, tu energía, tu paz. Y ese recurso, a diferencia del dinero, no se recupera.

Publicidad

Empecemos por el trabajo: ¿trabajas para vivir o vives para trabajar? Creemos que el sueldo valida nuestro esfuerzo. Pero lo importante sería encontrar algo que nos llene, nos nutra y transforme. Claro, cuando se tiene el privilegio de elegir. Pero incluso dentro de las obligaciones, hay margen para decidir cómo vivirlas. Se puede encontrar sentido en lo cotidiano.

En cuanto al consumo, cada vez que compramos algo que no se necesita se está pagando con horas de trabajo, con noches de desvelo o con fines de semana que se sacrificaron. Hay que preguntarnos si realmente lo necesitamos o si estamos comprando dopamina, o si estamos buscando tapar o anestesiar sentimientos incomodos como soledad, cansancio, inseguridad o insatisfacción. O si estamos comprando cosas para impresionar a gente que ni si quiera nos importa.

Ahora bien, las relaciones también cuestan. Cuestan en energía, tiempo y atención. Si es con gusto, es una gran inversión, pero si drena, si nos pesa, apaga, entonces es un gasto muy caro. Las amistades, las parejas y los vínculos familiares que sostenemos tienen un precio y hay que revisar con qué se está pagando, sobre todo si es con versiones diluidas de uno mismo para “caber” en donde claramente no se cabe.

Publicidad

Hay preguntas duras e incómodas que vale la pena hacernos como: ¿Quién en mi vida vale el precio que estoy pagando?

El fin de este artículo es hacerte cuestionar el cómo gastas tu tiempo. No todo debe ser útil, productivo o perfecto. A veces perder el tiempo en una caminata, en un café con una amiga o en leer sin prisa es ganarlo, porque elegir con quien llenar tu vida es muy importante.

La vida no se gasta de golpe, se fuga en detalles, en lo que aguantas por costumbre, en lo que persigues sin cuestionar, en lo que postergas sin razón. Por eso la pregunta clave no es ¿cuánto cuesta esto?, sino ¿cuánto de mi vida estoy dispuesto a entregar por esto?

Haz una pausa. Mira en que estas invirtiendo tu tiempo, tu energía y tu presencia. La vida no te cobra en dinero, te cobra en minutos que no vuelven. Elige bien en que y con quién estás pagando tu vida.

Temas relacionados

author
Brenda Jaet

Publicidad

Más noticias de Opinión