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MOLTI DIVERSI | Más que goles

El futbol femenil conquista el mundo (y la moda)

María del Mar Barrientos
María del Mar Barrientos

De la cancha a las portadas, el futbol femenil se ha convertido en un fenómeno global que va mucho más allá del deporte. Su impacto cultural, social y económico está reconfigurando la industria del entretenimiento, el feminismo contemporáneo y el lujo.

Por mucho tiempo, el futbol fue considerado un territorio exclusivo de hombres. Las transmisiones, los patrocinios y las portadas lo confirmaban. Pero eso está cambiando. Lo que hace apenas una década parecía una lucha silenciosa por visibilidad, hoy es un movimiento global con récords de audiencia, contratos millonarios, jugadoras como íconos culturales y una industria de lujo que ha volteado la mirada -con toda intención- hacia el futbol femenil.

La final del Mundial Femenil 2023, por ejemplo, superó los dos mil millones de espectadores, posicionando el torneo entre los eventos más vistos del planeta. En paralelo, figuras como Alexia Putellas, Trinity Rodman, Sam Kerr o Megan Rapinoe se han convertido en portavoces de marcas como Nike, Gucci, Balenciaga, Loewe o Louis Vuitton, desdibujando las fronteras entre deporte, moda, activismo y celebridad. ¿La razón? Las jugadoras hoy no sólo representan excelencia deportiva, sino una narrativa poderosa de empoderamiento, diversidad, sororidad y fuerza colectiva.

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Las marcas de lujo lo han entendido. La estética deportiva ya no se limita a la cancha: se traduce en campañas, colecciones cápsula y embajadoras que desafían estereotipos. En 2024, Gucci lanzó una colaboración exclusiva con jugadoras europeas para su línea Off The Pitch, mientras que Adidas y Prada firmaron una alianza histórica en torno al futbol femenino. Por su parte, Hublot patrocinó la Copa Mundial Femenina, y Nike presentó uniformes de alto rendimiento con guiños de moda que conquistaron tanto al público deportivo como al editorial.

Detrás de este boom también hay una narrativa feminista potente: las futbolistas son líderes de una generación que exige igualdad salarial, condiciones dignas, representación justa y respeto. Y aunque los números siguen reflejando disparidades respecto al futbol masculino, los avances son notables. Los clubes han aumentado sus inversiones, las ligas locales se consolidan, y la conversación global sobre equidad de género en el deporte no da marcha atrás.

Este fenómeno no sólo impacta a las jugadoras, sino también a las niñas que hoy crecen viendo referentes que antes no existían. Que sueñan con jugar profesionalmente, con liderar, con ser vistas. La moda y el lujo, lejos de ser ajenos, están apostando por amplificar esas voces, convirtiendo a estas atletas en nuevas musas de una generación que ya no acepta límites preestablecidos.

El futbol femenil está marcando goles en muchas direcciones: en el campo, en las cifras, en las pasarelas y en el imaginario colectivo. Y lo está haciendo con la fuerza de un movimiento imparable que no sólo exige visibilidad, sino que la conquista con estilo propio. Porque el futuro del futbol -y del mundo-, también es femenino.

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María del Mar Barrientos

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