¿El rey Carlos III bloqueó los pasaportes de Archie y Lilibet? Esto es lo que se sabe

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Karla Talavera

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Publicado: 6/6/2025 · 10:00 a.m. MX | Actualizado: 6/6/2025 · 10:00 a.m. MX

Durante décadas, la monarquía británica ha mantenido un cuidadoso equilibrio entre la tradición, el protocolo y las relaciones familiares. La reina Isabel II fue célebre por su habilidad diplomática, no solo en el escenario mundial, sino también dentro de su propio núcleo familiar. Sin embargo, los tiempos cambian, y los conflictos internos de la familia real siguen despertando la atención pública, especialmente cuando involucran a figuras tan polémicas como Harry y Meghan Markle.

Hoy, el debate gira en torno a los pasaportes de sus hijos, Archie y Lilibet. ¿Se retrasaron sus trámites por razones burocráticas o por decisión directa del rey Carlos III? Algunas fuentes aseguran que los duques de Sussex enfrentaron obstáculos inusuales, y la tensión entre la Casa de Windsor y la familia de Harry no hace más que alimentar las especulaciones.

Para entender la raíz del problema, es necesario remontarse a la historia del apellido de la familia real. Cuando Isabel II subió al trono en 1952, heredó la Casa de Windsor, instaurada por su abuelo, el rey Jorge V. Sin embargo, su esposo, el príncipe Felipe, quien había renunciado a sus títulos griegos y daneses, deseaba que sus hijos llevaran su apellido: Mountbatten (versión anglicanizada de Battenberg). Inicialmente, Isabel se negó, lo que causó descontento en Felipe. Finalmente, en 1960, se emitió una declaración oficial que definía el uso del apellido Mountbatten-Windsor para ciertos descendientes reales.

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Un apellido, un conflicto de poder

Esta declaración establecía que los miembros con títulos reales continuarían siendo parte de la Casa de Windsor, pero cuando necesitaran un apellido legal (por ejemplo, en trámites escolares o documentos oficiales), usarían el compuesto Mountbatten-Windsor. Los descendientes sin títulos adoptarían automáticamente ese apellido.

Todo parecía claro hasta que la situación cambió tras el fallecimiento de la reina Isabel. Harry y Meghan, al renunciar a sus funciones reales, también dejaron atrás el título, solo conservaron el de “Duques de Sussex” —aunque sus hijos aún ostentan los títulos de príncipe y princesa, lo cual implica el uso del prefijo SAR (Su Alteza Real) en documentos oficiales. Según reportes de The Guardian, esto habría generado incomodidad en el rey Carlos III.

Una fuente cercana aseguró que los pasaportes de los pequeños sufrieron un retraso de seis meses, cuando el trámite normalmente toma tres semanas. La implicación: que la corona, directa o indirectamente, obstaculizó el proceso. No obstante, el Palacio de Buckingham negó cualquier participación del rey o sus funcionarios en este retraso, según The Daily Telegraph.

En medio de este panorama, se filtró que Harry consultó con su tío, Charles Spencer (hermano de la princesa Diana), sobre la posibilidad de adoptar el apellido materno para sus hijos. Algunos medios sostienen que Spencer desaconsejó el cambio, aunque otras fuentes contradicen esta versión. Por ahora, los portavoces de los duques han anunciado que no darán más declaraciones sobre sus hijos.

Finalmente, los pasaportes fueron entregados tras una advertencia legal por parte de los abogados de la pareja, quienes solicitarían acceso a los registros personales si no se resolvía la situación. Según The Guardian, Archie contaba previamente con pasaportes británico y estadounidense bajo el apellido Mountbatten-Windsor, aunque se desconoce si esto cambió en la solicitud más reciente.

Llevar un apellido con tanto peso no es tarea sencilla.

Karla Talavera