La vez que la reina Isabel II enfrentó la maldición del “divorcio” en la Familia Real
El matrimonio para la reina Isabel II y su esposo, el rey Felipe, era algo sumamente sagrado y de gran importancia
El reinado de Isabel II, el más largo en la historia del Reino Unido, estuvo marcado por numerosos desafíos, incluso por la maldición del divorcio, una palabra que ni siquiera estaba en su vocabulario, pero que se vio en la necesidad de enfrentarlo buscando el bienestar tanto de la Corona Británica como la de su familia.
El matrimonio para la reina Isabel II y su esposo, el rey Felipe, era algo sumamente sagrado y de gran importancia, pero hubo momentos en los que vieron el amor desmoronándose afectando la imagen pública de la Familia Real Británica.
Las veces que la reina Isabel II se enfrentó al divorcio
La princesa Margarita y Antony Armstrong-Jones
El primer divorcio significativo en la familia real durante el reinado de Isabel II fue el de su hermana, la princesa Margarita. En 1978, después de 18 años de matrimonio con Antony Armstrong-Jones, la pareja se separó. Este fue el primer divorcio en la familia real británica desde el siglo XVI y marcó un precedente para futuros eventos similares.
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La princesa Ana y Mark Phillips
La única hija de la reina, la princesa Ana, se casó con el capitán Mark Phillips en 1973. Después de 16 años de matrimonio y dos hijos, la pareja se divorció en 1992. Este evento fue el comienzo de una serie de divorcios en la familia real durante esa década.
El príncipe Carlos y Diana Spencer
El matrimonio del príncipe Carlos y Diana Spencer fue uno de los más seguidos por la prensa mundial. Se casaron en 1981 y tuvieron dos hijos, William y Harry. Sin embargo, las tensiones y diferencias llevaron a su separación en 1992 y posterior divorcio en 1996. Este evento fue especialmente difícil para la reina, ya que afectó directamente a la línea de sucesión.
El príncipe Andrés y Sarah Ferguson
El príncipe Andrés, tercer hijo de la reina, se casó con Sarah Ferguson en 1986. La pareja tuvo dos hijas, Beatriz y Eugenia. Se separaron en 1992 y se divorciaron oficialmente en 1996. A pesar de su separación, han mantenido una relación cordial por el bienestar de sus hijas.
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Impacto en la reina Isabel II
Aunque la reina Isabel II mantuvo una postura pública de estoicismo frente a estos eventos, diversas fuentes indican que estos divorcios la afectaron profundamente en lo personal. La década de 1990, en particular, fue descrita por ella misma como un “annus horribilis” debido a la acumulación de escándalos y dificultades familiares.
Estos eventos reflejan los desafíos de mantener las tradiciones monárquicas en una sociedad en constante cambio y cómo incluso las instituciones más antiguas deben adaptarse a las realidades modernas.
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