Kate Middleton revive el legado de Lady Di con la histórica tiara de la familia real
La tiara de los nudos de amor brilla de nuevo en la reaparición de Kate Middleton.
Dicen que las joyas cuentan historias, y pocas lo hacen con tanta fuerza como la tiara de nudos de amor que Kate Middleton eligió para su regreso oficial a los banquetes del palacio. Después de meses lejos del ojo público y tras compartir que está en remisión del cáncer, su aparición en la cena de Estado en el Castillo de Windsor fue mucho más que un acto protocolario.
Vestida de rojo intenso con un diseño de Givenchy, la princesa brilló con elegancia serena. Pero fue la tiara -cargada de historia, memoria y simbolismo- la que terminó diciendo lo que las palabras no alcanzan.
Aunque es habitual verla recurrir a esta pieza para eventos de alto protocolo, su aparición en este banquete tuvo un aire especialmente emotivo. Se trata de la misma joya que en su día fue una de las favoritas de la inolvidable Princesa Diana, y que guarda tras de sí una larga trayectoria dentro de la familia real británica.
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De reina en reina: la historia de una tiara que ha sobrevivido al tiempo (y al drama real)
La tiara, conocida como Cambridge Lover’s Knot, fue originalmente encargada en 1914 por la reina Mary, quien no dudó en desmontar una de sus propias coronas -la llamada Ladies of England Tiara- para dar vida a este diseño exclusivo. Fabricada por la histórica House of Garrard, la pieza se creó con perlas y diamantes que ya pertenecían a la familia, como si la historia misma se tejiera entre nudos y gemas.
Inspirada en una tiara aún más antigua, la de la princesa Augusta de Hesse, la versión moderna ha pasado de generación en generación. Tras la muerte de la reina Mary, fue heredada por su nieta, la reina Isabel II, quien la usó ocasionalmente antes de prestársela a Diana de Gales como parte de los regalos de boda. Aunque Lady Di prefirió usar la tiara Spencer (perteneciente a su linaje) en la boda, el Cambridge Lover’s Knot se convirtió en una de sus favoritas. Según allegados, su peso solía provocarle dolor de cabeza, pero eso nunca impidió que la usara como una extensión de su presencia icónica.
Tras su divorcio del entonces príncipe Carlos, la tiara volvió a manos de la reina Isabel II. Permaneció fuera del ojo público por años, guardada en la intimidad del Palacio de Buckingham, hasta que, en 2015, Kate Middleton la trajo de vuelta a la vida con una elegancia moderna, pero con respeto al pasado.
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Desde entonces, ha sido una de las coronas más recurrentes en su joyero oficial. La ha combinado con diseños de Alexander McQueen, Marchesa y ahora Givenchy, convirtiéndola en una pieza versátil que se adapta al estilo clásico pero sofisticado que Kate ha hecho suyo.
Más allá de su carga emocional y simbólica, la tiara también es una obra maestra de la joyería: 19 arcos invertidos, coronados con 38 perlas en forma de lágrima -19 suspendidas desde los arcos y otras 19 formando picos verticales que, originalmente, podían desmontarse- se entrelazan con una constelación de diamantes, entre ellos cortes brillantes que resplandecen desde el corazón de cada nudo de amante. En sus primeras versiones, incluso contaba con remates de perla similares a los de la icónica tiara Girls of Great Britain and Ireland, aunque estos fueron retirados con el paso del tiempo.
¿Será esta tiara el símbolo con el que Kate construya su propia leyenda real?
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