Milagro reconocido: El Papa León XIV revela el caso que desafía a la ciencia

Una oración en Rhode Island, un recién nacido sin esperanza y un milagro que nadie vio venir.

Foto:Instagram@pontifex

En el mundo de la medicina hay momentos que no se explican con ciencia. Casos que se quedan flotando entre lo clínico y lo divino, resistiendo diagnósticos, estadísticas y protocolos. Eso fue lo que ocurrió en 2007 en un hospital de Rhode Island, donde un bebé, Tyquan Hall, nació sin oxígeno y con escasas posibilidades de sobrevivir. Lo que pasó después —y que ahora ha sido reconocido oficialmente como milagro por el Papa León XIVes una historia que desafía la lógica y renueva la fe.

El recién elegido Papa, y el primero de nacionalidad estadounidense, no solo ha hecho historia por su origen, sino también por su primer gran acto simbólico como líder de la Iglesia: la validación de un milagro moderno, atribuido a la intercesión del Padre Salvador Valera Parra, un sacerdote español del siglo XIX. Lo que parecía ser otro caso trágico en neonatología, se convirtió en un punto de inflexión para una familia, un médico y, ahora, la historia del Vaticano.

Una oración, una pausa y un latido inesperado

En medio del caos del quirófano, tras una cesárea de emergencia, el panorama era crítico: el bebé había nacido en paro cardiorrespiratorio y había pasado varios minutos sin oxígeno, lo que, en términos médicos, suele dejar secuelas neurológicas severas o ser incompatible con la vida. Los intentos de reanimación no daban resultados, y el equipo médico comenzaba a prepararse para lo peor. Fue entonces cuando el doctor Juan Sánchez, de origen español, tomó una decisión poco convencional: rezar. Con el recién nacido aún sin signos vitales, elevó una oración al Padre Valera Parra, una figura a la que profesaba una fe íntima. Minutos después, sin intervención adicional, el corazón del bebé comenzó a latir. Fue el primer signo de vida… y el inicio de algo que hoy la Iglesia reconoce como milagroso.

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Contra todo pronóstico, el bebé no solo sobrevivió, sino que creció sano, sin secuelas neurológicas y con un desarrollo completamente normal. Aquel momento quedó grabado en la memoria de los presentes, pero no fue hasta años después que la historia fue llevada a Roma como caso de estudio para la Congregación para las Causas de los Santos. El proceso fue largo, minucioso y riguroso.

Ahora, el Papa León XIV no solo ha certificado ese evento como un milagro auténtico, sino que lo convierte en una pieza clave para avanzar en la beatificación del Padre Valera Parra. Una figura poco conocida fuera de España, pero que hoy queda ligada para siempre al destino de un niño estadounidense.

Lo ocurrido aquel día en Rhode Island no solo llamó la atención por su desenlace improbable, sino también por el cruce entre la medicina y la espiritualidad. El caso conectó a un médico actual con un sacerdote del siglo XIX, a través de una oración en un momento límite. Más allá de la interpretación personal, el Vaticano ha dado un paso claro al reconocer que, en ciertos escenarios, la ciencia no tiene todas las respuestas.

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¿Y si el verdadero milagro es creer, incluso cuando ya nadie espera un latido?

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Karla Talavera

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