Así será la histórica exposición de moda que honrará los 100 años de la reina Isabel II

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Karla Talavera

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Publicado: 21/7/2025 · 6:00 p.m. MX | Actualizado: 21/7/2025 · 6:00 p.m. MX

Su estilo no era estridente ni de pasarela, pero tenía algo que pocas figuras públicas pueden presumir: coherencia, elegancia, poder simbólico y una identidad visual tan pulida que bastaba con ver una silueta a lo lejos para saber que era ella. Ahora, por primera vez, esa historia de moda, diplomacia y personalidad será contada desde su clóset.

A partir de la primavera de 2026, el Royal Collection Trust abrirá en la Galería del Rey del Palacio de Buckingham una exposición que promete ser histórica. Bajo el título aún no revelado, se presentarán cerca de 200 atuendos pertenecientes a la monarca —algunos desde su niñez— incluyendo joyas absolutas como su vestido de coronación y el que usó para casarse con el príncipe Felipe en 1947. Será, sin duda, la colección más completa jamás exhibida sobre la mujer que reinó durante siete décadas y vivió cien años de historia.

La muestra no se limitará a exhibir trajes: también incluirá bocetos originales, muestras de telas y cartas escritas a mano, ofreciendo un retrato íntimo del proceso detrás del vestuario de una figura pública que entendía mejor que nadie el poder del vestirse para representar.

Isabel II caminó para que el “efecto Kate” pudiera correr

Hoy en día, es común hablar del “efecto Kate” —el fenómeno por el cual cualquier prenda que usa Kate Middleton se agota en cuestión de horas—. Pero mucho antes de las redes sociales o los paparazzi, Isabel ya entendía que lo que llevaba puesto no solo comunicaba elegancia, sino también estabilidad, continuidad y respeto por los códigos de cada país y ocasión.

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Sus atuendos eran elegidos con una intención tan sutil como poderosa. En cada visita oficial, Isabel II utilizaba su vestimenta como una herramienta diplomática: colores que hacían alusión a las banderas de los países anfitriones, bordados con símbolos culturales específicos, o detalles inspirados en la historia local. Era su manera de rendir homenaje sin palabras, de reconocer al otro con respeto y elegancia. Incluso su gusto por los colores brillantes —que podrían parecer un capricho visual— respondía a una lógica precisa: asegurarse de ser vista, identificada y recordada entre la multitud.

Durante su vida, no fue posible ver esta colección completa, ni mucho menos tan de cerca. Por eso esta exposición representa una oportunidad única de observar cómo la moda, en manos de una figura como Isabel II, puede convertirse en parte del relato de una nación.

En los momentos más cruciales —bodas, funerales, celebraciones de Estado— su atuendo no era una simple elección estética, sino un acto político y emocional.

La exposición reunirá diseños emblemáticos de Norman Hartnell, su modisto de confianza, así como vestidos de gala firmados por Hardy Amies y las siluetas audaces de Ian Thomas. Pero también mostrará su faceta más cotidiana y terrenal: pañuelos anudados en la cabeza, chaquetas de montar y faldas escocesas, piezas que llevó durante los veranos en Balmoral y que, décadas después, inspiraron colecciones runway de firmas como Alexander McQueen, Gucci o Molly Goddard.

Esta muestra no solo honra el estilo de una reina. Es también el retrato de una mujer que fue testigo de guerras, revoluciones tecnológicas y tendencias fugaces… y que, en medio de todo eso, nunca se traicionó a sí misma.

¿Puede la ropa contar una vida? Si es la de Isabel II, la respuesta es sí: en cada dobladillo hay un gesto, en cada broche un mensaje, y en cada color, una forma de decir sin hablar.

Karla Talavera