Laura Pérez revela su diagnóstico tras caer del escenario en ‘Miss Universe Latina’

La caída de Laura Pérez en pleno reality encendió la conversación sobre los límites entre el entretenimiento y el riesgo en la televisión.

Foto:Instagram@laura.perezoficial

Lo que debía ser una prueba más en una competencia de belleza televisada terminó en susto. La concursante Laura Pérez, representante cubana en Miss Universe Latina, sufrió una aparatosa caída durante una de las dinámicas del programa, lo que no solo generó preocupación por su estado de salud, sino también un debate más profundo: ¿hasta qué punto las pruebas en realities como este dejan de ser espectáculo para convertirse en peligro?

El incidente ocurrió durante una de las tantas dinámicas que combinan glamour con reto físico. Esta vez, el escenario incluía una estructura en altura de la que las concursantes debían saltar mientras realizaban otra tarea simultánea -tomar una corona- Laura, de 26 años y residente de Florida, cayó desde varios metros de altura, golpeando el escenario con fuerza. El resultado fue un esguince en el tobillo, que, aunque no pasó a mayores, puso en evidencia lo exigente —y a veces desmedido— que puede llegar a ser el formato.

El diagnóstico fue confirmado durante la gala final, donde la propia conductora Jacky Bracamontes reconoció públicamente la fortaleza de Laura al asistir. “Es un esguince, pero ella dijo que no podía perderse este momento”, expresó conmovida. Aunque no participó en el número de baile por recomendación médica, la joven sí desfiló y estuvo presente durante toda la transmisión, visiblemente conmovida por el apoyo del público.

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Pasarelas, sombreros imposibles y giros de 360 grados

No es la primera vez que las pruebas del reality causan comentarios divididos. Las participantes han tenido que desfilar en pasarelas con vestidos de novia voluminosos, cargar sombreros desproporcionadamente grandes o incluso dar anuncios importantes mientras todo el escenario gira. Si bien algunas de estas dinámicas pueden parecer creativas o innovadoras para mantener la atención del público, muchas voces comienzan a preguntarse si no se están forzando demasiado los límites.

Para algunos espectadores, este tipo de retos aporta dinamismo y originalidad, y pone a prueba la capacidad de adaptación de las concursantes. Pero para otros, se trata de un exceso disfrazado de “prueba de temple”, que raya en lo ridículo y pone en riesgo innecesario a las participantes.

El caso de Laura fue apenas un aviso. Su accidente pudo haber sido mucho más grave, y su valentía al aparecer en la final —a pesar de la lesión— fue reconocida por la audiencia y por la producción del programa. Su mensaje al público, compartido después de la gala, fue igual de firme que su caminar sobre el escenario: “Gracias a todas las personas que oraron por mí, los que votaron cada día… estaré haciendo fisioterapia unos días más hasta que me den de alta. Pero pronto estaré con ustedes”.

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Laura no alcanzó el Top 3, pero se ganó el respeto de miles por su actitud resiliente. Más allá del resultado o la corona, lo sucedido deja una pregunta abierta para el género de los realities: ¿vale todo por entretener?

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Karla Talavera

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