Aire para pensar y dejar de pensar| La tiranía de Kronos

Por

Paola Albarrán

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Publicado: 29/5/2025 · 3:00 a.m. MX | Actualizado: 29/5/2025 · 3:00 a.m. MX

El tiempo es quien nos condena y nos salva, es amigo y enemigo, es aliado y tirano, es medicina y destructor, todo al mismo tiempo. El tiempo nos dicta y nos ata, nos humilla con el paso de las manecillas del reloj una y otra vez hasta nublar nuestra visión y nuestros recuerdos, y con más tiempo hasta el tiempo se olvida de nosotros mismos.

Quien pierde el tiempo, se pierde a sí mismo. Pierde el único tesoro no renovable del que todo mundo quiere más, lo que no se termina, pero tampoco se replica. El tiempo es el tirano y el aliado más grande de todos los tiempos.

Pocas cosas tienen los dos lados tan definidos, tan filosos, tan punzantes y cortantes, que clavan y te matan que destruyen sueños e identidad. El tiempo olvida y te olvidan con el paso del tiempo y al mismo tiempo cobija las heridas y las sana.

Que amigo de doble cara, tan necesario; tan amado y tan temido. Tirano que a nadie perdona. Amigo que todo perdona.

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El tic tac del reloj es aquel quien nos persigue indudablemente, el que no nos deja en paz, el que día con día cambia las hojas de los árboles, las canas en la cabeza, las arrugas en las caras y algunos cambios sutiles que el espejo refleja, y que con el tiempo sólo es la huella de que paso… el tiempo.

Es este conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas; bien vestido con el reloj de bolsillo en la mano, eternamente apurado… ¡Es tarde! ¡Es tarde!, corriendo siempre para lo que sigue y ya que llegas hay que volver a llegar a lo que sigue y así interminables ocasiones, llegar a lo que sigue y no poder decir ya llegué a donde debo estar. El tiempo nos persigue.

Los roles que jugamos en el día a día nos obligan a hacer alquimia con las horas del reloj, que rindan más, que se extienda el tiempo y así podamos agregar minutos al reloj y poder vivir más en paz y sin remordimiento de simplemente permanecer.

Ya lo decía Proust en su novela En búsqueda del tiempo perdido, vaya título para no poder encontrar jamás aquello donde el alma nos arrebató el tiempo y hoy es sólo un recuerdo desdibujado y subjetivo para el resto de la historia, pues, aunque vivimos con linealidad el tiempo, jamás nos acordamos de él de la misma forma, pues emociones y recuerdos lo hacen trizas, se convierte en un mosaico que entonces construye de manera muy personal el paso del tiempo. Lo que se teje con el alma se escribe y perdura un poco más tiempo, como el arte, la memoria colectiva que constituye sociedades y comunidad.

Creo que trascender es poder inmortalizar el tiempo y entonces crear arte, poder crear recuerdos que al ser comunes se convierten en inmortales con la memoria colectiva que nos den un sentido de conexión.

Si buscaras tu tiempo perdido, ¿dónde lo buscarías?, ¿en quién?, ¿en dónde?, ¿es perdido?, ¿se recupera el tiempo?

Somos lo que escribimos, en este paso del tiempo a lo único que estamos condenados es al paso del reloj eterno y hacer de nuestra vida páginas magistrales para poder narrar y domar al impecable destructor. El tiempo.

Pues la tiranía de cronos somete a burgueses y plebeyos, a todos nos trata por igual. Aunque en los relojes siempre habrá distinciones y existen finísimos objetos para la medición del tiempo, muy elaborados y muy finos, pueden ser los relojes pero miden el tiempo por igual.

Debemos de hacer todo porque al final lo único que no tendremos, es más tiempo.

Paola Albarrán