Meghan y Harry harían un ‘desaire’ a la reina Isabel y a la familia real con el bautizo de Lilibet Diana

El bautizo de la hija de Meghan y Harry sigue siendo un tema de conversación muy interesante para los fanáticos de la realeza, puesto que hay mucho en juego. La familia real británica suele celebrar de manera muy especial y apegada al protocolo británico las fiestas de bautismo, pero la de la pequeña Lilibet Diana puede poner en jaque a la corona o, por lo menos, hacer pasar un momento penoso a la reina Isabel. 

Los duques de Sussex pueden perderse una tradición real importante, ya que los bebés nacidos en la familia real siempre son bautizados con el  mismo ropón de satén, una costumbre que se ha seguido por cientos de años. 

La reina Victoria mandó hacer el vestido original en 1841, está hecho de seda blanca con una intrincada superposición de encaje. Aunque el original ahora es demasiado frágil para usarse, Lilibet habría sido bautizada en la misma réplica que Archie y sus primos, el príncipe George y Louis y la princesa Charlotte.

Pero según fuentes del diario ‘The Sun’, Harry y Meghan decidieron que el bautizo de su hija será en Los Ángeles, no en Reino Unido, lo que quiere decir que Lilibet se perderá esta adorable tradición real.

Esto también significa que los duques de Sussex dejarían fuera a la reina Isabel, los duques de Cambridge, el príncipe Carlos, Camilla y el resto de la familia real fuera de la lista de invitados a la gran ceremonia. 

Sin embargo, algunos opinan que pese a que el gesto puede ser interpretado como un desaire a la monarca y la corona británica, Meghan y Harry solo tratan de ser congruentes con su decisión de haber renunciado a la familia real.